Muerte al Borbón, pero otro

Como el puente estaba siendo muy aburrido, y aunque se puede visitar todos los sábados, miles de personas han decidido que un día de lluvia es la mejor ocasión para hacer cola a las puertas del Congreso de los Diputados y debe de ser por la que está cayendo.

Para avivar un aniversario de evocadora grafía (XXX) va un republicano catalán y grita: «¡Viva la República! ¡Muerte al Borbón!» y nos mete en un carajal profundo, pero no tanto que no se desenrede con un poco de Wikipedia. Tardà puede decir esto y ser hasta juancarlista porque el Borbón que cabrea a los ciudadanos de los territorios levantinos anteriormente conocidos como Corona de Aragón es Felipe V, ‘el Animoso’ (que se animó a quemar Xátiva y deportar a sus habitantes a La Mancha), padre de Luis I, el hermano de Fernando VI, que fue sucedido por su hermanastro Carlos III, sucedido por su hijo Carlos IV, padre de Fernando VII, que engendró a Isabel II, que parió a Alfonso XII, padre de Alfonso XII, abuelo, en fin, de Juan Carlos I, que es queridísimo en Cataluña. Así que no es para tanto. Acaso un tanto rencoroso, Tardà, por tenérsela jurada a Felipe V después de tres siglos, pero sus espinitas son cosa suya.

Más lioso es entender la contigüidad de ambas proposiciones, la republicana y la antiborbona, porque los maulets igual no veían venir una república y cuando decían ‘muerte al Borbón’ querían decir, además, ‘viva Carlos II’, el último Habsburgo de España. Para mí que Tardà pasa también de los Austrias, pero los enemigos (maulets) de sus enemigos (borbones) le han granjeado una extraña amistad y un cacao mediático fenomenal.

Dejará de llover, la ciudadanía dejará de hacer cola para entrar en el Congreso y tendremos arenga borbona una Nochebuena más. Pero cada vez faltan menos, por mucha munición erística que Tardà regale a Vocento.

Si la constitución fuese un trabajador (y no aquella mujer) ya casi se podía ir prejubilando, ¿no?