Obama, Chávez y San Agustín de Hipona
Publicado: diciembre 11, 2009 Archivado en: Información, Política Deja un comentarioEl flamante (o flamígero) premio Nobel de la Paz ha venido a reivindicar lo mismo que hace unos días recordaba Hugo Chávez. La paz puede costar una guerra, pero una guerra justa. Entonces se montó la de Dios es Cristo, porque hablaba Chávez y la guerra debía de ser inminente: seguimos esperando a que (NO) se cumplan los titulares de la prensa y vamos a seguir esperando. ¡Gracias a Dios, claro!
¿Que qué pinta Dios en todo esto? Pinta todo. Nos lo aclara Michel Onfray, que me tiene muy entretenido últimamente:
«Agustín, santo de oficio, puso todo su talento al servicio de la justificación de lo peor de la Iglesia: la esclavitud, la guerra, la pena de muerte, etc.
(…)
Santificado por la Iglesia, el obispo de Hipona justifica en una carta (185) la persecución justa. ¡Buena opción! La opone a la persecución justa. ¿Qué diferencia el buen cadáver del mal cadáver; al desollado permitido del desollado prohibido? Todas las persecuciones de la Iglesia son justas, pues las lleva a cabo por amor (…).
De ahí proviene la noción de guerra justa, teorizada también por el mismo Padre de la Iglesia (…). Al intervenir en el conflicto entre ganadores y perdedores, Dios afirma lo verdadero y lo falso, el bien y el mal, lo legítimo y lo ilegítimo.
Onfray reparte latigazos a cristianos, judíos y musulmanes: muy oportuna lectura en estos tiempos en los que el Nobel de la Paz es muy cristiano, preside un país muy judío y tiene enemigos muy musulmanes.
Obama y los fabricantes de consenso deciden, como Dios, qué guerra es justa. Masacre de civiles en Afganistán: sí. Mosqueo por las siete bases militares de EEUU en Colombia: no.