«No hubo cámaras de gas en Auschwitz»
Publicado: diciembre 12, 2009 Archivado en: Cultura 7 comentariosHoy se nos pone a prueba en Barcelona. La librería Europa, especializada en literatura fascista, ha organizado una conferencia con el autor David Irving, quien, entre otras cosas, niega la existencia de cámaras de gas en Auschwitz.
La Fiscalía ha ordenado a los Mossos que graben el acto para ver qué se dice por allí. Es de esperar que se digan cosas como estas:
«He buscado durante más de diez años en todos los archivos y no he encontrado nada sobre una posible conexión entre Adolf Hitler y el Holocausto. No hay ningún documento en los archivos… Me resultó muy anormal no hallar ningún documento que relacionara a Adolf Hitler con malos tratos a los judíos. En cambio, sí que encontré varios documentos de Adolf Hitler destinados a proteger a los judíos (de la ira o iniciativas particulares)…»
«Y la verdad es que no hubo cámaras de gas en Auschwitz. Ahora sí las hay. Pero todo son falsificaciones posteriores a la guerra realizadas por los polacos. Los americanos hicieron lo mismo en Dachau.»
Los fragmentos (con las negritas y alguna tilde puestas por este blog) pertenecen a la ficha on line de la obra más vendida por la librería en estos días: Pruebas contra el Holocausto, de David Irving.
Hace unos días reflexionábamos sobre lo difícil que es ejercer de abogado del diablo. Según la noticia de EFE, SOS Racisme ha pedido que que se prohíba el acto. Yo espero que no sea así. Espero que el acto se celebre con normalidad en paz y que Irving diga lo que quiera decir. Andamos escasos de libertades y la de expresión no vive sus mejores horas.
Con la cantidad de idioteces que se oyen, ¿cómo podemos preocuparnos por la libertad de expresión? Mas bien se diría que goza de una excelente salud, acaso mermada por un exceso de peso, ¿no? Pues no. La libertad de expresión se tambalea, sin necesidad de policías ni fiscales, cuando el discurso dominante se convierte en el único discurso. Y en esas estamos.
Y sí, lo más probable es que las barbaridades de Irving me matasen un poco si las oyese. Por suerte estaré lejos de Barcelona a esas horas. Pero no nos hemos dado libertad de expresión para hablar solos en la ducha o bajo la almohada. La dolorosa libertad de expresión de Irving es, a la par, mi derecho a escuchar sus sandeces. Y quiero ese derecho.
Puede que Irving niegue el Holocausto o puede que niegue mi propia existencia. Creo que puedo rebatir ambas afirmaciones (si me queda algo de libertad de expresión).
¡Muy bien dicho!
De acuerdo.
Los mismos fascistas conversos, luego vendrán a por los comunistas y marxistas, socialistas, etc.
De momento son los comunistas, los marxistas y los socialistas quienes van a por de`enfrente. Prohiben conferencias,amenazan y agraden…
Menos especular con lo que podría ser y más ver lo que se está haciendo. Si los nazis se liaran a pedradas con librerias de signo izquierdista sería un escándalo mientras que ahora lo contrario es un símbolo de libertad.
El exterminio del pueblo palestino es de actualidad, y los campos de concentracion israelies……….aprendieron bien estos sionistas de sus verdugos los nazis
Mira, lo que menos esperaba era que hicieras apología de la «normalidad» después de lo que leí en el blog de Hugo… aunque para mi estudio sociológico, me he dado cuenta de toda la que hago yo… (el café normal es el templado, el muy caliente o con leche fría, es anormal)…
Cada día odio más esa palabra…
En cuanto al tema del post, yo siempre he dicho que prefiero que se puedan expresar. Si se le tapa la boca a alguien, le haces relevante ante todos aquellos que andan entre el sí y el no. En ese momento ya no hay excusa, ya no se escucha lo que dicen, sólo se fanatiza…
Es cómo quien me dice que se debería ilegalizar a los partidos pronazis dándole cobertura a la ley de partidos… ¡así todos serán iguales!…
Ay que joderse, con tanta normalidad…
¡Pues tienes razón! Supongo que te refieres a mi deseo de que la charla negacionista se desarrollase con «normalidad»… Esto me hace pensar con más preocupación en cómo interiorizamos el discurso dominante, incluso quienes queremos ser críticos… Te agradezco la llamada de atención: donde digo «con normalidad» quizá debería haber dicho «en paz».
Más o menos eso me pasó a mi, desde que empecé a reirme de cuando una mujer en el programa de tengo una pregunta para usted, Sr. Rajoy, le afeó el comentario sobre la «gente normal». Desde entonces me he ido fijando más en ese término y cómo lo utilizamos (a todos los niveles, familia normal, café normal, normalidad democrática), y la mayoría de las veces es un intento de insulto y/o exclusión de «otro».
Pero vamos, tampoco era una llamada de atención, sólo era un reflejo de la obsesión que se está convirtiendo para mi, en descubrir qué es lo que significa «normal»…